
El invierno no solo trae ganas de mantas y chocolate caliente, también llega con un combo que puede afectar seriamente tu piel: temperaturas bajas, viento, calefacción fuerte y poca humedad ambiental. ¿El resultado? Piel tirante, labios agrietados y una sensación de incomodidad constante.

¿Por qué sucede?
El aire frío y seco altera la barrera natural de la piel, lo que facilita la pérdida de hidratación. Los labios, al no tener glándulas sebáceas, son aún más vulnerables.
Qué podés hacer:
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Elegí limpiadores suaves: Evitá jabones agresivos o exfoliantes fuertes que empeoren la resequedad.
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Hidratación en capas: Usá una crema nutritiva apenas salís de la ducha, con la piel aún húmeda.
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Labios protegidos: Apostá por bálsamos que contengan manteca de karité, aceite de coco o vitamina E.
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Agua, siempre: Aunque no tengas sed, mantenete hidratado. La piel lo nota.
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No te olvides del protector solar: Sí, incluso en invierno. El sol sigue estando.
Consejo extra:
Colocá un humidificador en tu dormitorio si usás calefacción constante. Tu piel (y hasta tus plantas) te lo van a agradecer.

El invierno puede ser duro, pero no tiene por qué dejar huellas en tu piel. Con algunos cuidados simples, podés mantenerla suave, saludable y cómoda durante toda la temporada.
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