
Dormir mal no siempre es insomnio
Muchas veces sentimos que no descansamos bien…
Nos despertamos cansados, nos cuesta dormir o nos levantamos durante la noche.
¿Te pasa?
Antes de pensar en algo grave, revisá esto: hay hábitos cotidianos que, sin saberlo, sabotean tu descanso.

Pantallas hasta tarde
El celular, la compu o la tele emiten luz azul, que engaña a tu cerebro y lo hace creer que todavía es de día.
Qué podés hacer:
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Evitá pantallas al menos 1 hora antes de dormir.
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Usá “modo noche” o apps de filtro de luz cálida.
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Probá cambiar el celu por un libro o música suave.
Comer pesado o muy tarde
La digestión interfiere con el sueño. Irte a dormir con el estómago trabajando puede hacer que te cueste conciliar el sueño o que te despiertes varias veces.
Qué podés hacer:
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Evitá cenas muy pesadas o muy cerca de la hora de dormir.
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Preferí comidas livianas y dejá pasar al menos una hora entre la cena y la cama.

Llevar las preocupaciones a la almohada
Si te acostás pensando en todo lo que tenés que hacer mañana, es probable que tu mente no te deje dormir.
Qué podés hacer:
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Hacé una “descarga mental” antes de acostarte: escribí tus pendientes en una libreta.
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Probá respiraciones lentas, meditaciones guiadas o rutinas de relajación.
Dormir a cualquier hora
Irte a dormir a horarios muy variables confunde tu ritmo circadiano (el reloj interno de tu cuerpo).
Qué podés hacer:
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Intentá mantener horarios similares todos los días (incluso los fines de semana).
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Creá un ritual: luces bajas, infusión suave, algo tranquilo que indique “es hora de bajar revoluciones”.

Dormir bien no es un lujo
Es una necesidad básica. No hace falta hacer grandes cambios: a veces, ajustar un par de cosas puede mejorar mucho tu descanso.
Y cuando descansás mejor, todo se siente un poquito más fácil. Mejorar la calidad de tu sueño está más cerca de lo que creés. Esperamos que este contenido te acompañe y te ayude a dormir mejor.
¡Contanos en los comentarios si sabés de más tips para mejorar la calidad del sueño!
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